Se acerca la navidad, y en mi más puro estilo cristiano trato de hallar calma, tranquilidad, para reflexionar acerca de este año tan intenso, difícil y lleno de sorpresas. Sin embargo, cada vez que enciendo el televisor me encuentro con un nuevo femicidio, violencia desmedida contra mujeres, niños, hombres, contra todos. A veces, el noticiero es la mejor versión del “Animal Planet”, sólo que en este caso nadie mata para comer, sino por el simple hecho de aplastar y denostar a las personas.
Uno de los niños símbolo del maltrato ha sido el famoso Gonzalo Egas, quien luego de hacer gala de su violencia dentro del reality La Granja, maltratar a cuanta persona se le pesaba por delante, incluso en repetidas ocasiones, a su polola, nunca ha abandonado el papel de “Todo Vale” (“deporte” que practica)Así, su ex polola tuvo que enfrentar golpes en la vía pública y sólo recibió la excusa que “había tomado muchas cervezas”. Como si esto no fuera poco, ahora va directo a su casa, salta las medidas de seguridad y sin importarle que ella estaba con su hijo, bota la puerta a cabezazos, le pega a cuanta persona se cruzó por delante para defenderla, mordió a uno y golpeó a carabineros. No obstante, el tipo sigue libre. No me explico por qué.
También esta semana, murieron unos jóvenes luego de una discusión con unos motoqueros. Cuando incautaron las armas, se encontraron con cosas que rayan en la ciencia ficción. Mazos a la usanza de los vikingos, cuchillos, pistolas, espadas… ahhh y lo más increíble, “una espada tipo Conan”. Tal cual. Sólo que dudo que haya sido usada para el bien como en los dibujos animados. Claro que entre esto y el lanza llamas que encontraron para el 11 de septiembre, no sé qué me asombra más.
¿Por qué tanta ira contenida?, ¿por qué queremos matar, agredir, ofender a los demás? Basta subirse a una micro del famoso Transantiago y es seguro que hay más de una pelea dentro de ella.
Creo que a estas alturas, no sólo debe haber sanciones más duras, sino también preguntarse por qué. No es normal que estemos viviendo la ley de la selva. No puede ser que estemos obligados a tener un carácter fuerte para no ser pasados a llevar.
A los niños los están maltratando en sus propios colegios. Ya ni siquiera podemos contar con ese como un lugar seguro. La pornografía y la prostitución infantil crecen a pasos agigantados, y las penas de quienes son detenidos son mínimas. ¿Quién responde por el daño?
Creo que cambiamos el sentido de la Navidad a comprar regalos y dejamos de lado completamente su significado. Creo que el mejor regalo que podríamos hacerle a Jesús en su cumpleaños, es hacer una pausa y ver en qué puedo ayudar para cambiar esto. Aquellos que no son creyentes, piensen que el mejor regalo para la gente que quieren es que viva tranquila, sin miedo y que no termine muerta en una balacera en la cual no tenía nada que ver. El mejor regalo para los niños es que vuelvan a serlo y que no se conviertan en pequeños adultos.
Deseo, para quienes lean este mensaje, que tengan una Navidad tranquila, rodeada de las personas que aman y con un dulce recuerdo de aquellos que ya no están. Que el espíritu navideño remueva nuestras conciencias y nos deje preguntar ¿qué puedo hacer por otro? En vez de ¿cómo puedo ganarle a otro?
martes, 27 de noviembre de 2007
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